ANOREXIA INFANTIL
El apetito es el impulso instintivo que nos lleva a satisfacer deseos y necesidades. Para decirlo familiarmente al referirnos a la ingestión de alimentos, son las ganas de comer. Los especialistas, cuando definen este término, se refieren a que el apetito es "el hambre moderada orientada hacia la elección de determinados alimentos". Sin embargo, el tema que nos ocupa, enfocado principalmente hacia los jóvenes, sería algo así como la antípoda del apetito, pues la anorexia es el rechazo a ultranza (a todo trance) de la ingestión de alimentos. Es un miedo irreal a ganar peso y una imagen equivocada sobre el propio cuerpo.
En la anorexia infantil se describe la del lactante (poco frecuente y casi siempre orientada a alguna enfermedad que cursa con este síntoma); la fisiológica está relacionada con una disminución de las necesidades del organismo del niño en el segundo año de vida, mientras los padres y abuelos mantienen la idea errada de que necesita la misma cantidad de alimentos que durante los primeros 12 meses; la psicógena, originada en virtud de trastornos internos o factores ambientales (imposición de una alimentación excesiva); y la anorexia nerviosa, que se presenta a partir de los 12 años.
Para poder circunscribir tan ambicioso tema al espacio de esta columna, preciso de la comprensión de los lectores y la ayuda del doctor Mario J. Casas López, especialista en Pediatría del Servicio de Nutrición del Hospital Docente William Soler de Altahabana, quien aclara que las respuestas a mis preguntas se ceñirán esencialmente a la anorexia psicógena y nerviosa, por ser las más frecuentes.

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